Bibliotecas en proceso de cambio… continuo

Una biblioteca que proporciona una impresora 3D para imprimir una prótesis de mano que una niña de Texas necesitaba (County Freeman Branch Library de Clear Lake City, Houston); otra que presta corbatas para entrevistas de trabajo (Biblioteca Pública de Filadelfia); la Biblioteca Pública de Edmonton, que acoge a los sin techo y la Biblioteca Pública de Toronto que inauguró hace unos meses la primera biblioteca de instrumentos musicales. Estos son tan sólo unos ejemplos de las innovaciones tecnológicas y de los servicios innovadores que nos ofrecen las bibliotecas hoy en día.

Conceptos como economía social o compartida, como tan bien publicita la Biblioteca de las cosas de Londres:»¿por qué comprar cuando puedes pedirlo prestado?»; el espacio pensado no para albergar fondos bibliográficos sino como lugares de encuentro que fomentan la creatividad, el trabajo colaborativo (makerspaces  y coworking) y la autoformación son, desde hace algún tiempo, los que predominan en las bibliotecas de EE.UU y Canadá.

Como todas la cosas que se hacen fuera de España, con el tiempo acabarán llegando aquí, primero a las grandes ciudades y después al resto, sino se han implantado ya y seguro que habrá personas a las que les sorprenda pero se trata de adaptarse, incluso de re-inventarse, o desaparecer como ocurre en otros sectores como la prensa, la fotografía o las librerías.

Acaso nuestras bibliotecas ¿no son ya un lugar de reunión y de encuentro? (espacios para ensayos, cursos, talleres, clubes de lectura…); ¿no cumplen una función social? (acogimiento a los inmigrantes, por ejemplo); ¿no son, sobre todo en localidades pequeñas, el único centro dinamizador y cultural que tienen a su disposición los habitantes de esos lugares? Falta, como ocurre con la cultura en general, el apoyo institucional (económico, sobre todo) para creer que de verdad son instituciones imprescindibles en estos momentos en los que internet y las redes sociales lo inundan todo; pero ahí está la clave: tenemos que ser capaces de ofrecer aquello que lo digital  no puede, conjugando en un mismo espacio (el de la biblioteca real o física) las virtudes y posibilidades de lo virtual, sin que se conviertan en incompatibles.

Ideas a los bibliotecarios no nos faltan y algunas propuestas ya están en marcha como: la biblioteca como editora de libros; campañas de promoción de libros electrónicos; clubes de lectura digitales…

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Biblioteca de Chattanooga, Tennesse

Como reza el mensaje de la fotografía que ilustra el artículo «estás en el lugar adecuado». No tengo ninguna duda al respecto: en la biblioteca siempre encontrarás algo que te servirá para tu vida. Citando las palabras de Julio Alonso «…aunque desconozcamos como será la biblioteca del futuro, será importante para el bibliotecario estar ahí atento, dispuesto a escuchar para saber lo que nuestras comunidades esperan de nosotros».

 

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